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El desarrollo social en los niños


Seguramente, alguna vez se preguntaron si su hijo está socializando lo suficiente, tal vez cuestionaron cuando debería compartir sus juguetes o participar en algún juego grupal. En las siguientes líneas veremos cómo es el proceso de la socialización en la infancia y despejaremos algunas dudas frecuentes sobre la interacción con los demás niños y adultos.

El niño es un ser social desde que nace, su conducta siempre será modificada por la interacción con otros y sus necesidades biológicas básicas le irán motivando para integrarse al grupo social más cercano: su familia. Las primeras interacciones se producen en los primeros meses de vida, va descubriendo a los otros antes que a sí mismo, veamos cómo va progresando el descubrimiento de los otros mediante la interacción con ellos. Los siguientes estándares son aproximaciones, hay que tener en cuenta que el proceso puede variar según el ambiente que le rodea al niño, limitaciones físicas, sensoriales, intelectuales o del desarrollo.

·       A los 3 o 4 meses reconoce personas, pero no las logra identificar, busca su contacto o los rechaza en relación a sus necesidades.

·       De los 5 a 7 meses los demás participan en las actividades o juegos que tiene el bebé, de esta manera los va descubriendo y diferenciando a las personas.

·       De los 8 a 12 meses establece vínculos de apego, interpretan y comprenden las demandas de los demás, aparece una actitud de cautela hacia los desconocidos.

·       A la edad de 1 año, aparece las conductas de huida u ocultamiento de los extraños, la separación de las personas más cercanas se vuelve una amenaza hacia su ser.

·       A los 2 años se puede observar simpatía o antipatía hacia personas concretas.

·     A los 3 años el egocentrismo es muy fuerte, exige mayor independencia y es más sensible a las opiniones de los demás. Aparecen las actitudes rebeldes, desafiantes y oposicionistas, intenta afianzar su identidad y la frustración es constante al no poder lograr independencia en varias actividades porque todavía tiene algunas habilidades limitadas.

·     A los 4 años el contacto social es progresivo, existe una presencia mayor de los adultos, se va preparando para la escuela con la ausencia de los progenitores, el egocentrismo sigue presente en sus interacciones con otros.

·       De los 5 a 6 años se va acomodando a su grupo de iguales, empieza a participar de los juegos grupales aunque el sentido de propiedad es muy fuerte, el egocentrismo se va abandonando poco a poco.

El juego en los niños

Las relaciones con los iguales, también tiene etapas, desde el primer año vemos que sus interacciones van cambiando, los juguetes y objetos se convierten en vehículos sociales que le permiten aproximarse a los demás.

·       Juego solitario: podemos evidenciar esta etapa desde el primer año hasta los 3 años, es muy común ver que prestan poca atención a los demás, usualmente son un objeto más en la sala donde están.

·       Juego paralelo: a partir de los 3 años hasta los 4, buscan otros niños, intentan jugar con ellos, pero después cada uno está en su propio juego, aunque estén lado a lado.

·       Juego asociativo: a los 5 años su grupo de pares se extiende, las asociaciones son frecuentes y pueden aparecer disputas entre ellos.

·      Juego colectivo: al ingresar a la escuela los juegos se vuelven grupales y muchos de ellos contienen reglas, ganadores, perdedores, el niño se va acomodando y cambiando su comportamiento para integrarse al grupo mediante estos juegos.

¿Compartir?

Una de las frases más escuchadas es “tiene que aprender a compartir”, pero, ¿realmente TIENE que hacerlo? Habíamos dicho que los objetos o juguetes son un vehículo para la socialización, ayudan a que el niño interactúe con otros y en los primeros años existen tantos procesos afectivos y mentales que ignoramos la importancia de esos juguetes en la vida de los niños.

Un juguete puede ser un objeto de apego, un tesoro valioso que le permite florecer a la creatividad, algo que le pertenece al niño en las etapas donde el egocentrismo y la búsqueda de su identidad es muy fuerte, puede parecer algo sin sentido, pero los juguetes se constituyen en una parte de ese “yo” que está construyendo. Nosotros, los adultos valoramos objetos que tal vez hemos comprado con mucho esfuerzo o nos regalaron, ¿ustedes prestarían esos zapatos que tanto les gusta?, ¿prestarían parte de su sueldo?, ¿prestarían su auto? .... más allá de las razones de higiene, costos, posibles daños, ¿pensaron que es fácil entregar estos objetos que nos pertenecen? Los niños no saben que estos objetos volverán, el decir “es solo un ratito, ya te devolverá”, no es una frase que logre calmar esta sensación de pérdida que puede experimentar el niño porque todavía no ha interiorizado el tiempo ni el concepto de “devolver”. El niño lo hará a su tiempo, sobre todo cuando sienta seguridad y confianza para compartir. Si nos encontramos con una situación conflictiva entre niños por el uso de un juguete, podemos ser mediadores y aprovechar el momento para enseñar sobre los turnos y el respeto del momento en que cada uno está usando el juguete.  

Así que, conociendo un poco más sobre las etapas del juego, las características de socialización en cada edad y el significado de “mío”, ¿por qué deberíamos insistir a que nuestros hijos cedan sus juguetes con el riesgo de volverles más sumisos?, alguna vez se cuestionaron ¿por qué me cuesta tanto decir que no, cuando no quiero?, la actitud de sumisión, el tener que ceder, la obligación de prestar los juguetes cuando los niños lo están usando, puede influir en nuestro futuro, de maneras que ni por si acaso lo pensábamos.


 Lic. Mayra A. Angulo A.

Psicóloga Educativa

 


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